El paso del tiempo, la tecnología, han condenado al olvido a montones de entrañables juegos. Hoy recuerdo los juegos de agua Geyper: los había de mil y una formas, tamaños y colores, pero la mecánica era la misma: había que pulsar un botón repetidamente para generar corrientes de agua dentro del depósito, donde flotaban unos anillos de plástico de colorines que había que intentar enganchar en barritas y cubículos puestos a tal efecto. De acuerdo, sería una chorrada, pero ahí estabas, entreteniddo como un tontaina dándole al botoncito. Además tenía su toque Zen el asunto: precisión, equilibrio, paciencia…eran fundamentales para conseguir el objetivo del juego, o acababas desquiciado de los nervios, os lo aseguro XD.
Anda, prueba ahora a quitarle a un niño su Nintendo DS y cambiárselo por uno de estos…tendrás suerte si no te da en la cabeza…
Y es una pena, porque algunas generaciones de niños conjugamos la fascinación de los juegos electrónicos con la diversión de los clásicos.
Pobres chicos…nunca sabrán lo que se perdieron.
Y es una pena, porque algunas generaciones de niños conjugamos la fascinación de los juegos electrónicos con la diversión de los clásicos.
Pobres chicos…nunca sabrán lo que se perdieron.
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