Stranger things está siendo una de las últimas series en recibir montones de críticas positivas de forma bastante unánime. Y esto es debido a varias razones: bebe directamente de la nostalgia ochentera (y los de treinta largos parece que somos un buen ejército), es un producto solvente, de buena factura y se nota que hecho con genuino cariño por lo que se cuenta y cómo se cuenta, no solo teniendo la zanahoria del dinero al final del palo como motivación -algo donde caen la mayoría de las producciones multimedia actuales-.
No voy a contar nada de la trama, porque es mejor descubrirla por uno mismo y, si os pica la curiosidad, internet rebosa de buenas y profundas reviews. Yo me limitaré a comentar qué me ha parecido el conjutno de Stranger things.
Yo, que durante años he sido un buen nostálgico, actualmente he tornado a ponerme a la defensiva contra todo lo que viene con la etiqueta "Retro", "Ochentero"... etc. Me cansa, me harta y me aburre estar todo el puñetero día recordando aquella bonita época (nuestra infancia, qué casualidad). Me parece sintomático, de hecho: como el presente social es la mierda que es, el futuro no apunta mucho mejor pues ¿dónde están nuestros referentes? ¡En los ochenta, la última época donde genuinamente fuimos "felices"! ¡Ale, pues todo el día a homenajear/recordarla!
Durante un tiempo, o como ocasionales válvulas de escape está bien... pero a mí ya me transmite un cierto estado enfermizo, no sé si me explico. Casi diría -si no fuese una quimera- que nuestro deber moral, entre todos, es intentar hacer lo
que podamos porque alguna otra época cercana pueda parecerse a todo
aquello que vivimos.
Pero bueno, dejando a un lado mis impresiones, volvamos a Stranger things:
La serie es un compendio de homenajes a todos los elementos cinéfilos/de ficción que hicieron mágica nuestra infancia y adolescencia: grupos de niños de chispeante y descarado humor envueltos en peligrosas aventuras (los goonies, E.T...), las cintas de cassete, los posters de películas en las habitaciones (Evil dead, tiburón, la cosa...), las novelas de Stephen King (uno de los chicos protagonistas, el hijo de "Winona Ryder" hasta se da un aire, ¿otro homenaje? jaja!), las bicicletas, la música, los juegos de rol/tablero, los bandarras del colegio... si viviste la época, es imposible que no te la recuerde.
El nene de la gorra y su ceceo orko es todo un crack el jodío, muy gracioso.
Y el tono de la narración -donde ésta es la protagonista, y no los actores de turno al uso, como ahora-, la ambientación misteriosa siempre con un pie en lo fantástico-terrorífico, muy genuino de los ochenta. Antes nos contaban las cosas como a "pequeños adultos", sin tanta mierda políticamente correcta "anti-trauma infantil"; ahora educamos a los niños con productos edulcorados, o dibujos animados histéricos esquizoides... y esto sí que es cuna de psicópatas o pastilleros, ya se va viendo...
Incluso, al menos en su traducción al español, la forma de hablar de los niños recuerda a esas películas spielberianas de aventuras. También encontramos ecos de otras producciones de ocio más modernas (Silent hill, Half life, Expediente X...). Y la música de sintetizador es casi una constante (yo la hubiese reducido a momentos concretos, pues llega a saturar consiguiendo un efecto contraproducente).
En definitiva (que me enrollo), sin parecerme una obra maestra o una serie soberbia por sí misma, me ha resultado muy agradable de ver, con pulso y hecha con amor... algo que en estos tiempos destaca como una gota de tinta en un océano de leche.
Totalmente recomendable.
2 comentarios:
La acabé hace un par de semanas y me encantó. Todo. Esos chavales jugando a rol...qué momentos jejej y qué recuerdos
Tre menda mente adictiva pero que es mejor verla de capítulo en capítulo para saborearla. Así lo hice yo, :-)
No vemos en breve amigo!
Sí, a mí también me ha gustado mucho, sobre todo comparándola con el erial que tenemos de cosas que realmente merezcan la pena ser vistas.
Y desde luego, trae un montón de gratos recuerdos, qué decirte :)
Un abrazo Valen!
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