jueves, 31 de julio de 2014

EL JUEGO DE ENDER (Gavin Hood, 2013)

película el juego de ender



Me encantó “El juego de Ender” de Orson Scott Card (y más aún su segunda parte, “La voz de los muertos”) cuando me la leí siendo un chavalete flipado por la ciencia-ficción. Es una gran novela, en la que se narra la batalla de la humanidad contra los insectores, pero haciendo hincapié en la formación militar de un líder nato, sus aprendizajes con sus compañeros y la necesidad de entender al enemigo desde dentro (su forma de pensar, sentir, motivaciones…). Además, tiene un final de esos tipo “directo de Mike Tyson en los morros” que recuerdas aún pasando las décadas desde su lectura.

La película sigue (por lo que puedo recordar) la línea argumental de la novela, pero su puesta en escena, su formato… a mí no me ha conseguido seducir, ni envolver en la “magia” ni por un momento (salvo tal vez al final). Lo resumo así:

Cosas que no me gustaron de “El juego de Ender”: 

-La atmósfera general que transmite la película: artificiosa, llena de lucecitas, tablets y cositas digitales, como si el futuro no diera más de sí. También transmite una sensación permanente de vacuidad y vacío: en una gigantesca escuela espacial de batalla, parece que solo están los niños-cadete, el sargento gordinflas que les mete voces (dando más gracia que respeto), una ¿psicóloga? y el mandamás Harrison Ford (que luego voy contigo, Harry), vamos… muy poca gente en reparto, me temo. Además, durante gran parte del metraje, la película parece caminar peligrosamente sobre la línea del ridículo, de la comedia (sin pretenderlo, claro); algunas escenas mueven a la risa, cuando no deberían (como lo de la formación en bola de los entrenamientos, p.ej). Un poco triste todo, vaya.

-Las interpretaciones: de verdad, salvo tal vez el chaval que hace de Ender, no se las creen ni ellos. En este sentido, un viejuno –por actitud, más que por años- Harrison Ford se lleva la palma: se nota a la legua que su papel le importa un huevo de pato, y la falta de convicción/interés es que casi se puede palpar; me pareció más preocupado por luchar contra el estreñimiento que contra los insectores. Además, y para rematar, me recordó a Gila con la boina:

¿Es el enemigo? Que se ponga…
 
-El pre-romance, metido a calzador, como no podía ser de otra manera en cualquier jolgoriburada que se precie. La única (mira tú) alumna de la Escuela se pre-lía sentimentalmente con Ender. No vaya a ser que nos perdamos con profundidades de la historia.

¿Me gustó algo de la película?

Bueno sí, tal vez el último cuarto de hora referente al desenlace, por decir algo. 

No sé a vosotros, pero a mí con los años me ha pasado algo respecto a estas pelis de estreno: uno se pone a verlas con un “al menos que me entretenga” en mente, cuando antes resultaba relativamente fácil verse envuelto en lo que se ofrecía, y disfrutar con ello. Ahora, el porcentaje de decepciones + aburrimiento es tan alto, que pocas merecen el intento, al menos para mí (será que me he hecho consciente de que nuestro tiempo de vida es limitado, y no merece la pena verlo “todo” –como pensaba antes-). Supongo que será una mezcla de experiencia cinéfila, años que cargamos y el formato industrioso este de hacer películas como churros dirigidas a adolescentes de fin de semana.
En todo caso, leeros el libro –que ese sí que mola-, y luego podéis ver esto como complemento, para que la novela os parezca aún mejor.

2 comentarios:

Cylde dijo...

Pues a mi ni el último cuarto de hora.
Un saludo

Luis Bermer dijo...

Jaja! Sí, puede que sea un resorte mental mío para no pensar que he tirado el tiempo xD
Saludos, Cylde!