Os confesaré algo: con contadas excepciones, no me suelen gustar las películas de terror. Principalmente, porque suelen carecer de una tensión bien llevada, que se base en la forma de contar y no en "sustacos" y efectos de sonido a 200 decibelios para conseguir tensar al espectador, más grotesquerías varias; además, el misterio y la imaginación que suelo buscar se topa con manidísimas historias donde no es difícil adivinar no solo qué va a pasar, sino casi hasta las "fases" de la narración.
¿Y a cuanto de qué viene esto? Pues porque viendo este clásico de Alfred Hitchcock me ha hecho pensar en cuánto deberían aprender de él escritores y cineastas del terror.
"La soga", basada en una obra teatral, trata de cómo dos amigos (uno sobre todo), con ínfulas de pertenecer a la clase "superior intelectual", planea y ejecuta el asesinato de un amigo "inferior intelectual", por creerse con derecho a ello, y como reto de demostrar que el "crimen perfecto" es posible por los de su clase. Para ello, monta una fiesta en torno al cadáver escondido en un arcón, como prueba de su perfección. Pero un antiguo e inteligente profesor de ambos no se lo pondrá fácil.
Si a Hichcock se le consideraba el "maestro del suspense" es por extraordinarias películas como esta. La intriga, la tensión se va acentuando a medida que el metraje avanza... uno de los mecanismos es su consabido "el espectador sabe algo que ciertos personajes en pantalla ignoran", creándose una implicación directa con lo que ocurre que casi te hace sufrir en propia piel. Los diálogos, subterfugios y pasos en falso de los protagonistas... todo conforma un ambiente realmente de infarto.
El cameo de Hitchcock, que no podía faltar, en esta ocasión en forma de silueta (¡qué tío!). Imagen tomada de http://www.yorokobu.es/donde-esta-hitchcock/
La película, para más merito, se rodó en varias tomas largas sin cortes (salvo los mínimos que requerían los cambios de rollo), con todo lo que supone de organización al milímetro del equipo técnico (modificando el escenario, coordinándo... etc), más las actuaciones sin tacha de los actores/actrices.
En definitiva, un peliculón que me ha encantado y tenido en ascuas de principio a fin. Una obra maestra sin paliativos, que hay que ver sí o sí. Punto.