martes, 24 de diciembre de 2013

CONAN (Xbox 360)


Como no pienso perpetrar la horterada de felicitaros las fiestas ni cantaros un villancico (dad gracias), os traigo una pequeña review de Conan, que va más con mi espíritu y me cae mejor que los papa noeles y resto de buenistas, hipócritas y solidarios de pacotilla que en estas épocas se empeñan en aparentar lo que no son el resto del año.

El juego salió, si mal no recuerdo, acompañando a los primeros títulos de la consola (hará unos seis años o así), y aunque se nota el paso del tiempo por sus gráficos, lo cierto es que mantienen el tipo sobradamente bien (salvo en cinemáticas), y resultan de algún modo "atemporales" y bien ajustados al estilo de juego. Para que os hagáis una idea rápida: se trata de un arcade muy "recreativa", lineal en avance por distintos escenarios (que evocan los propios del Conan literario) con movimientos de cámara automáticos para reflejar mejor la acción. Un estilo de juego que los nostálgicos adorarán: sí, un buen arcade de avanzar y arrasar, sin más, combinando con plataformas, de la vieja escuela.

Para aderezar esta simpleza, Conan puede "personalizar" su estilo de lucha, recogiendo las armas de sus enemigos según le convenga: espada+escudo / dos armas de mano / una a dos manos e incluso cuerpo a cuerpo (presas/puñetazo/patada). Además, según vas adquiriendo experiencia, puedes "comprar" con ella combos para cada uno de estos diferentes estilos. Y, aunque como ocurre en todo juego de combos, al final acabas utilizando un repertorio bastante más reducido del que tienes a tu disposición, al menos sí que puedes combinar bastantes -recordables y sencillos de aplicar con el mando-, siendo estos bastante espectaculares y clásicos de nuestro bárbaro favorito.

Los amantes del gore no se verán tampoco defraudados: las amputaciones (vuelan brazos que no veas), cortes imposibles y destripamientos explícitos entre manantiales de sangre están a la orden del día. ¡Siiií, éste es nuestro Conan!

En definitiva, un arcade más que recomendable para los que echéis de menos los viejos tiempos arcadianos, directo y brutal cual mandoble del cimmerio universal.