sábado, 9 de mayo de 2009

ELIGE TU PROPIA AVENTURA


Estos fueron los primeros libros que leí de niño. Todos guardaban la misma estructura: eran historias de aventuras, ambientadas en diversos mundos y temáticas muy reconocibles (futuristas, policiacas, medievales…) en las que tú eras el protagonista –o al menos, decidías por él–. Y ahí estaba lo interesante: en diferentes momentos, la historia se ramificaba y tú debías tomar una decisión al estilo: “Si bajas al sótano, vete a la pag. 43; si decides subir a la azotea, pag. 87”, tomando distintas evoluciones, pudiendo llegar hasta ¡a morir! Era inevitable que, una vez terminada la opción elegida, volvieses atrás para leer los “otros rumbos”, por lo que el libro tenía “muchas historias dentro de la misma historia”, alargando su vida útil. Este concepto e interactividad con el lector tuvieron mucho éxito, y yo recuerdo que era frecuente el intercambio de libros con los amiguetes.

Salieron incluso algunos del Dungeons & Dragons que podrían considerarse como una introducción a los juegos de rol (de los que ya os hablaré otro día), porque –además de la bifurcación de senderos- debías hacerte una rudimentaria ficha con las características de personaje (guerrero, mago…), y unos dados para resolver los combates, añadiendo aún más emoción y diversidad a tu aventura.




Como escritor de relatos, siempre he buscado la interactividad con el lector –los que me leéis lo sabéis–, no “saltando” entre páginas, pero sí teniendo en cuenta que las –buenas– historias se construyen también con los conocimientos, la visión, que aportáis vosotros leyendo, desde vuestros respectivos mundos personales.

Y creo que, en ese sentido, le debo mucho a estos libros de “Elige tu propia aventura”, que me tuvieron en cuenta como lector, mientras pasaba páginas y páginas…

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4 comentarios:

Azhaag dijo...

Que recuerdos... aun conservo una nutrida coleccion de esos volumenes rojos que recogian las aventuras mas variopintas. Junto a la coleccion de Pesadillas, de R.L Stine, fueron una parte de la literatura que ingeria cuando niño.

Un saludo.

Luis Bermer dijo...

Pues no los pierdas, amigo, que son un pequeño gran tesoro.

Me da pena que gran parte de los niños de hoy nunca llegarán a leeerlos.

Saludos.

Divertimento dijo...

Quien era el jovenzuelo que osaba no investigar todas las posibilidades de estos libros, pasabas paginas, volvias atras y siempre te parecia mejor la decisión que no habias tomado.
Sigue con lo tuyo, se nota que te gusta. ;)

Luis Bermer dijo...

Da que pensar...¿sería una metáfora anticipada de lo que puede ser la vida?

No lo dudes: seguiré ;D