domingo, 14 de julio de 2013

LA ESTACIÓN DE LA CALLE PERDIDO (China Miéville)


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Esta novela obtuvo en su momento un buen reconocimiento como obra de fantasía, con sus correspondientes premios... algo que a mí, personalmente, casi me pone más a la defensiva que animarme a lanzarme de cabeza. El caso es que este es el primer libro que leo de China Miéville por ser el que tenía por casa.

La novela centra la acción en Nueva Crobuzon, ciudad que evoca imágenes de suciedad gótico-steampunk-mad max, donde conviven extrañas especies semihumanoides (Xenianos), como los Garuda (hombres-aguila), las Khepri (féminas con cabeza de escarabajo), los Voianoy (taumaturgos con aspecto de sapo), o los fornidos Cactos (sí... como cáctus). Uno de los puntos fuertes de la novela es esa ambientación que no se queda en una sutil estética: sus normas, psicologías y capacidades están bien descritas y diferenciadas. Por ejemplo, las Khepri tienen sensibilidad artística, y crean esculturas con su saliva Khepri, comiendo bayas para aportar color a sus obras. Y según van pasando las páginas, encontraremos una serie de seres (constructos, manecros, rehechos...) y conceptos (motor de crisis, "mierda onírica"...), que estimulan la mente del lector. Este es el tipo de imaginación trabajada que me gusta encontrarme al leer esta clase de libros.

No revelaré nada de la trama. La mitad del libro aproximadamente (y estamos hablando de más de 800 páginas, amigos) apunta bien, engancha con la historia del científico Isaac intentando ayudar a un Garuda que ha perdido sus alas. Pero después entra en una dinámica de "caza del monstruo" que, si bien interesante, se alarga para mí demasiado y cambia el tono inicial del libro, que pasa de original a algo mucho más previsible, en plan novela de aventuras, tiros y acción. Para mí ha ido claramente de más a menos, llegando a aburrirme en muchos momentos.

Por otra parte -y no sé hasta qué punto la traducción será culpable en esto-, hay algo en el estilo de Miéville que me ha repateado muy mucho: el exceso de adjetivación. Por momentos he tenido la sensación de que no había sustantivo que no llevase su sobrante y plastoso adjetivo (cómo me recordó al bueno de Lovecraft, solo que Miéville ya no tiene excusa para perseverar tanto en este error de escritor principiante).

Recomiendo pues este libro con reservas: contiene imaginación suficiente para que la lectura te aporte muy buenos momentos; ahora bien, como no tengas paciencia para leer un buen puñado de páginas sobrantes (¿alguien dijo King? :P), se te puede hacer cuesta arriba.

8 comentarios:

David Gómez Hidalgo dijo...

Ya tambien me estrené este año con Mieville y sí, tiene un estilo especial, pero te va atrapando. Es un escritor a seguir.

Luis Bermer dijo...

Para mí este ha sido un libro que ha merecido la pena, pero poco más. Habrá que probar algunos otros, a ver qué tal.

Saludos David!

David Gómez Hidalgo dijo...

Yo leí "La ciudad y la ciudad" y me gustó.

Luis Bermer dijo...

Me lo apunto en la cabezota, para el futuro ;D

Sonix dijo...

Me apunto leer a este autor en el futuro, quizás con algo más cortito para ver si me gusta el estilo. Eso de las páginas sobrantes no me llama mucho la atención, jajaja. Aunque los aspectos positivos sí que me llaman la atención.

Luis Bermer dijo...

Para mí lo mejor es que tiene imaginación y resulta verosimil, las distintas especies y demás. Esto ya es un buen logro. Pero lo de los adjetivos a chorros... de verdad, menudo asco xD

Se lee bien, en cualquier caso :)

Azramari dijo...

Suena interesante, también me lo apuntare para despues

Luis Bermer dijo...

Apúntatelo Azra, con la reserva de la sobrancia de páginas.
Por otro lado, creo que su particular ambientación te puede inspirar para crear nuevos y espectaculares trabajos ;)