sábado, 19 de junio de 2010

Nuevo relato: "EL OJO DEL QUE OBSERVA"



Tras meses de exámenes infectos de todo pelaje y color (y lo que me quedará...¬¬), saco la cabeza del infierno un rato para traeros este relato:


-->El ojo del que observa.
De momento, persevero.

Gracias por vuestra paciencia. Espero que os guste.

6 comentarios:

Andreu Romero dijo...

La cordura y la locura son simplemente cuestión numérica: la mayoría impone lo que es "verdad" y lo que para ella es mentira.
Soy de la misma opinión que el protagonista: no vemos ni percibimos más que una ínfima parte de lo que hay. El mejor ejemplo, el que se explica en el relato, con el perro: ¿cómo reaccionaría un perro si por un instante alcanzase a entender una narración humana, el sentido de un haiku o de una canción? Se volvería loco, o entristecería hasta morir, al ver lo limitado de su "realidad". ¿Y una sencilla y autómata hormiga? ¿Qué haría si pudiese entrever la complejidad de los retorcidos sentimientos humanos? (aunque eso es presuponer que somos mejores que las hormigas).
Vale más no intentar salirse del tiesto, no sea que un enorme ojo flotando en la oscuridad sea lo más amable que nos encontremos.
Me hace mucha gracia la empanada mental de Stephen Hawking, que compara a los hipotéticos alienígenas con los colonos americanos o los españoles. Como no tiene ni idea de lo que hay fuera de la realidad humana, lo humaniza para tener algún punto de referencia. Y es que, por muy inteligente que sea, no puede componer más que hipótesis, como todos nosotros.

Luis Bermer dijo...

Hola Andreu.

Mi opinión acerca de lo que somos nunca ha sido buena, y cada vez es peor. Yo no pienso como el protagonista: si esa realidad "absoluta" nos fuese revelada, no nos volveríamos locos, ni moriríamos de tristeza... seguiríamos como siempre. La prueba la tienes en Orwell: concibió 1984 como una pesadilla, y nosotros hicimos una síntesis de él en un programa de TV, regodeándonos en nuestra propia mierda (en esto somos unos hachas, inmejorables), éxito mundial. Piensa lo peor, y aún te quedarás muy corto.

jeje, lo de "inteligencia" sigue siendo un concepto aún nebuloso y multifacético. Y curioso, como alguien capaz de concebir la física de un universo (ahí es nada), cae en creencias propias del más inútil guionista de Hollywood. Da que pensar, de verdad.

Y sí, no podemos más que dar hipótesis. Y como los niños, en el fondo sólo necesitamos seguridad y afecto, y nos agarramos a cualquier verdad artificial, a cualquier mentira con tal de que nos proporcione eso.

Saludos, Andreu ;)

Anabel Zaragozí dijo...

Un buen comienzo, Luis. También me llamó la atención la inclusión del perro. Machen, en su cuento 'El pueblo blanco', definía el terror como la transgresión de las leyes que conforman la realidad (¿qué sentiría usted, en verdad, si de pronto su mascota le hablara con acento humano?). La realidad es más que elástica para tu imaginación.

Luis Bermer dijo...

Gracias Anabel.
Creo que una de las pocas razones por las que sigo escribiendo es porque el mismo concepto de "realidad" me fascina; clave y enigmático.

Y terrorífico, por supuesto :)

Sergio dijo...

No sé qué podría añadir a lo dicho por Andreu. Buf, lo del perro fue muy bueno.

Me gustó mucho el relato, pero ya te digo que ninguno que lea tuyo podrá gustarme más que Delirios picóticos de neón y lluvia XDDD.

Saludos.

Luis Bermer dijo...

Este fue uno extraño; inspirado por ese ojo azul de "El corazón delator" de Poe. Mira que no me suele pasar, pero aquella imagen me dio por reflexionar... y salió este bebito xD

Tengo que ponerme un día a lo bestia con el Cyberpunk, en plan novela o así, y mezclar mis múltiples paranoias... seguro que sale algo curioso ;)