Yo la hubiese titulado Omblivigon, pues ya desde el cartel te dejan claras las intenciones: "La última de Tom Cruise", una tarjeta publicitaria más para que Jolgoriwood and friends sigan ejerciendo el control mental sobre las masas, transmitiendo valores a favor de la formación de happy familys, que son los que nos dan la pasta para seguir manteniendo el circo.
Y bueno, eso está asumido, pero al menos podrían compatibilizarlo con la cuestión de contarte BIEN una historia sólida con la que pasar el rato. Pero no, parece complicado esto. La película se pierde en bucles para contar una trama bastante lineal (recordando, una y otra vez, la escenita del mirador, p.ej), transmitiendo una sensación plomiza constante, con un ritmo incómodo y lento. Y uno piensa: qué lástima, con el pedazo de historia que se podría contar con tanto recurso tecnológico, y que te estés aburriendo como una lapa...
Además, es notorio cómo en estos productos ya realizados con plantilla, saltan las influencias en las que se basa, siendo un refrito friki que intenta enganchar al público sensible al pasado: planos de cámara clavados a Prometheus, con su gris frío incluido, el rifle Tau (Warhammer 40K), el drone-pelota con reminiscencias actitudinales del ED-209 de Robocop, ojos robóticos rojos a lo 2001 Odisea en el espacio -Terminator, el tema de los recuerdos a lo Desafío total, máscaras de los scavengers a lo Depredador... y seguro que se me pasaron muchas más. Por no decir que a veces no sabes ya si estás viendo una película o la intro de un videojuego.
Pero todo es cuestión del propio filtro con el que se ven las cosas: y lo cierto es que me lo he pasado bien con esta Oblivion, pues empecé a fijarme en los detalles y pasé a ver una comedia en lugar de la de ciencia-ficción que esperaba en un principio, y hubo momentos de partirse la caja. Por ejemplo:
A pesar de lo avanzadísimo del futuro que nos muestra, algunos objetos tecnológicos son idénticos a los del siglo XX, con algo de pastiche futurista. Véase esta moto-vespa de cross tapada con plásticos blancos para dar el pego, a juego con gafas cani-pastilleras para la conducción. ¡Genial!
Cienciólogo en busca de ubicación del macro-botellón más cercano.
Todo recuerda a algo que ya hemos visto antes: 2001, Robocop... vá da igual, son frikis y la van a ver seguro (y no se equivocan, aquí estamos)
Tiene 20 segundos para tirar el arma... 19, 18...
En el afán de alucinar al espectador con diseños futuristas sorprendentes, a veces el ridículo supera al espejismo. Veamos este puesto de vigilancia, construido sobre un fortísimo palillo de dientes -y en diagonal- que, como todo el mundo sabe, es la configuración idónea para resistir sin problemas vendavales y terremotos. Ojo arquitectos: el futuro ha llegado, id copiando...
¡No aterrices muy fuerte, cuñao, que nos vamos a hacer puñetas!
Adivinad quien sale (también) en la peli... ¡Morgan Freeman! ¿Qué raro, no? Supongo que el 90% de los actores de EEUU están esperando a que este hombre se retire para poder participar en alguna ¬¬
Morgan pone en su curriculum las películas en las que NO aparece.
Y mi favorito: el cinturón de seguridad low-tech. Puede que el futuro traiga inventos revolucionarios, pero ¡ah! donde esté una buena correa plástica con enganche... nuestra integridad durante los viajes espaciales estará asegurada.
Mi padre tenía un Seat 133 con un enganche en el cinturón de seguridad igualito igualito que este. Palabra.
En resumen: una gran comedia si la veis con el enfoque adecuado, y un tostón cojonudo si esperáis algo de ciencia-ficción que no hayáis visto ya mil veces.