Sé que jamás volveré a escribir un haiku, ni oscuro ni claro, ni verde ni azul. Aún me deja estupefacto pensar cómo alguien tan alejado de la poesía como yo, se vio envuelto en semejante arrebato, hasta incluso sacar un libro. Supongo que tendría una función de cierre cognitivo a muchas historias inacabadas, de pesada lápida para ciertos sentimientos moribundos. No me arrepiento (aprendí muchas cosas: a crear un libro desde cero, entre otras muchas no literarias... iluminadoras), pero hoy no lo haría ni loco.
Hubo algo que me encantó en descubrir los haikus: su espíritu oriental, el intento de capturar con palabras lo fugaz, el sentimiento indescriptible, la idea extraña, el presente inasible. Ahora, bajo esta etiqueta "Divagaciones", os traeré esos intentos de caza invisible, de echar el cubo en el pozo turbio de la mente a ver qué sale, ya sin los barrotes de las sílabas o la métrica.
"A veces me quedo pensando.
En nada concreto.
La mente vuela, libre,
sin pararse en ningún alféizar conocido.
Visiones de mundos extraños
que no están en éste"
Pd: Pronto vuelven los relatos ;)